Había una vez una reina que poseía un collar precioso, un día tras bañarse se estaba secando el pelo en el balcón y se quitó el collar, lo colgó en un gancho, un cuervo que pasaba por allí atraído por el brillo del collar se lo llevo volando, se posó en un árbol e intento comérselo pero al ver que no es posible lo soltó, al caer el collar se quedó colgado en una de las ramas de abajo que transcurría un rio muy sucio. Cuando la reina fue a ponerse el collar, se dio cuenta que no estaba y se enfadó mucho e hizo que todo se pusieran a buscarlo, pero nadie lo encontraba. Fue al rey y le dijo: que si no aparecía el collar, se acabó, no vuelvo a comer nunca más. El rey se quedó preocupado y decidió poner a todo su ejército a buscar el collar, pero no conseguían encontrarlo. Finalmente dijo: quien encuentre el collar se quedara la mitad de mi reino. Un día, uno de sus generales pasaba por aquella zona del rio, y a mirar hacia abajo lo vio inmediatamente se quitó la ropa y salto a ese rio totalmente sucio porque quería lograr la mitad del reino, uno de los ministros que pasaba por allí vio como el general se quitaba la ropa se acercó y al mirar también vio el collar, de modo que comenzó a quitarse la ropa para coger  también el collar, al mismo tiempo llego el rey, que al ver a su general  y su ministro quitarse la ropa se acercó y cuando vio el collar pensó que podía evitar ceder la mitad de su reino. Al final los tres se lanzaron a  ese rio tan sucio en plan de coger el collar, siguieron  intentándolo, pero al final se llenó aquello de gente intentando coger el collar. Al fin alguien con un poco de juicio que pasaba por allí,  les pregunto ¿que estáis haciendo?, tratamos de pescar el collar, pero si no está ahí, está aquí arriba, lo que veis no es más que un reflejo. Por supuesto que el rey dijo: tú lo has encontrado, la mitad del reino te pertenece, y él le dijo: no lo quiero, quédate con tu reino.